As a result of the treaty of peace between the United States and Spain that ended the Spanish-American War in 1898, up to one fourth of the subjects of the Crown of Spain lost their nationality. Or so it would appear. I provide references since published, from the secret negotiations between the commissioners of Spain and the U.S.A. in Paris to subsequent opinions by American and Spanish jurists
Thursday, March 31, 2011
Tuesday, March 29, 2011
A pesar del Tratado de Paris
A los hijos y nietos de emigrantes españoles llegados a la Isla despues de 1899
pueden sumarse la otra mitad de la población que descienden de los españoles de
orígen que formaban la mayoría en Cuba en ese año. La Isla era entonces una provincia autónoma del Reino, y estaban vigentes la constitución de la Monarquía y los códigos y leyes del Reino. La guerra con los Estados Unidos cambió la soberanía sobre el territorio, pero no alteró el estado civil de los cubanos. No se perdió ni la patria potestad, ni el lazo matrimonial, ni mucho menos la nacionalidad, que se perdía solamente por las dos causas establecidas por la ley.
La nueva república independiente en Cuba dió su nacionalidad por opción voluntaria, y el trámite para reclamarla era tan o más difícil que el de optar hoy por la española en virtud de la Ley de Memoria Histórica. Si tomamos en cuenta el alto nivel de analfabetismo en la Península y en Cuba en 1899, nos damos cuenta de no todos los habitantes del Reino eran juristas.
En despacho fechado 17 julio de 1899 en La Habana, el corresponsal de The New York Times informa que a todos los consulados británicos en Cuba acudían españoles solicitando la ciudadanía británica. Los británicos les explicaban que para tener ciudadanía británica era necesario ser británico, pero les aseguraban que nadie podría robarle a un español de origen su nacionalidad española, a pesar del Tratado de Paz con los
Estados Unidos.
pueden sumarse la otra mitad de la población que descienden de los españoles de
orígen que formaban la mayoría en Cuba en ese año. La Isla era entonces una provincia autónoma del Reino, y estaban vigentes la constitución de la Monarquía y los códigos y leyes del Reino. La guerra con los Estados Unidos cambió la soberanía sobre el territorio, pero no alteró el estado civil de los cubanos. No se perdió ni la patria potestad, ni el lazo matrimonial, ni mucho menos la nacionalidad, que se perdía solamente por las dos causas establecidas por la ley.
La nueva república independiente en Cuba dió su nacionalidad por opción voluntaria, y el trámite para reclamarla era tan o más difícil que el de optar hoy por la española en virtud de la Ley de Memoria Histórica. Si tomamos en cuenta el alto nivel de analfabetismo en la Península y en Cuba en 1899, nos damos cuenta de no todos los habitantes del Reino eran juristas.
En despacho fechado 17 julio de 1899 en La Habana, el corresponsal de The New York Times informa que a todos los consulados británicos en Cuba acudían españoles solicitando la ciudadanía británica. Los británicos les explicaban que para tener ciudadanía británica era necesario ser británico, pero les aseguraban que nadie podría robarle a un español de origen su nacionalidad española, a pesar del Tratado de Paz con los
Estados Unidos.
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